La charla contó con dos ponentes: el doctor Fernando Boatas, coordinador de Servicios Comunitarios en Martorell del Hospital Sagrat Cor, y Carles Alastruey, vicepresidente de DSAS (Después del Suicidio, Asociación de Supervivientes).
El dr. Boatas presentó los datos epidemiológicos del suicidio destacando que las cifras son tan impactantes que puede estimarse que cada dos horas muere una persona por suicidio en España. También repasó los programas institucionales del Departamento de Salud para la prevención del suicidio, aunque la parte fundamental de su charla la dedicó a transmitir lo que cada uno de nosotros podemos hacer ante personas cercanas en las que se sospeche riesgo o intencionalidad suicida.
Fernando Boatas explicó que en la prevención de un acto tan definitivo como el suicidio, todos y todas podemos contribuir y estar alerta ante las señales de riesgo, por comentarios directos, expresiones indirectas, cambios en la conducta, en la forma de expresar -se, por lo que se escribe en las redes sociales… “Esto puede ser esencial para darnos indicaciones que debemos intervenir, de forma directa, decidida y honesta”, afirmó. “La clave está en preguntar, hablar directamente y sin miedo, así como ofrecer nuestra escucha, preguntar por lo que le sucede, abrir un canal de comunicación, transmitir a la persona nuestra preocupación…”, aseveró. Boatas enfatizó: “Preguntar directamente sobre los pensamientos suicidas a una persona de la que tenemos sospechas de riesgo, puede salvarle la vida”.
Por su parte, Carlos Alastruey aportó la visión del grave problema del suicidio desde la perspectiva de los supervivientes, familiares y personas cercanas. Explicó que, por cada suicidio, la OMS calcula unas seis personas directamente afectadas y destacó que estas personas son mucho más vulnerables a sufrir estados emocionales adversos y, en ocasiones, patología mental, llegando a cuantificarse el riesgo de que también se suiciden en seis veces más que cualquier otra persona. También reclamó una atención específica y una mayor sensibilización hacia estas segundas víctimas, a menudo, invisibles.