La inauguración del espacio de silencio/interconfesional del Hospital Sagrat Cor, ubicado en el edificio social del Centro y en funcionamiento desde el pasado mes de septiembre, tuvo lugar el 21 de noviembre en un acto que coincidió con el 24º aniversario de la canonización de San Benito Menni.
Roberto Narvaiz, coordinador del Servicio de Atención Espiritual y Religiosa del Hospital, e ideólogo de esta iniciativa, fue el encargado de dar la bienvenida a los asistentes y explicó que la creación de este espacio de silencio/interconfesional responde a la necesidad de dar respuesta a dos realidades necesarias de la comunidad hospitalaria, a través de un ejercicio de hospitalidad, acogiendo y posibilitando la pluralidad de creencias. En cuanto al silencio, hizo referencia a sus beneficios como camino hacia la interioridad y donde se experimenta una energía capaz de convertirse en fuente de salud.
A continuación, la superiora del Hospital Sagrat Cor, Sor Isabel Blázquez, destacó que el Centro es pionero en la creación de este espacio en cuanto a toda la Congregación de Hermanas Hospitalarias. “Este espacio es el mejor homenaje que podemos ofrecer a San Benito Menni, ya que está abierto a cualquier persona, sin distinción de raza, religión, ideología o clase social”, señaló.
Como representante del Consejo de Dirección del Centro, el director médico, el doctor Carles Franquelo, destacó el esfuerzo que ha supuesto poder crear el espacio de silencio/interconfesional, que se dirige a la comunidad hospitalaria (hermanas, personal colaborador, pacientes, familias y voluntariado). El Dr. Franquelo puso énfasis en su utilidad como lugar para reflexionar, para conectarse consigo mismo y que está estrechamente relacionado con uno de los valores de la Institución: la acogida liberadora.
El acto también acogió la lectura de textos de cuatro tradiciones religiosas en torno al silencio: el cristianismo, de la mano de mosén Esteve; el judaísmo, de Sor Pilar Urra; el budismo, de Ángel Rodrigo, y el islam, por parte de Laila Khoulati.
Seguidamente, Sor Pilar Urra encendió una vela, como símbolo interconfesional que representa la luz, la esperanza que todos necesitamos a lo largo de nuestra vida.
Finalmente, se realizó un minuto de silencio y Roberto Narvaiz animó a todos a utilizar este espacio y a llenarlo de vida.