El 6 de julio, cerca de veinticinco usuarios y usuarias del Área Psicosocial de Rehabilitación de Salud Mental del Hospital Sagrat Cor participaron, divididos en dos grupos, en la primera sesión de un programa de intervención asistida con perros que el Centro pone en marcha con el objetivo de mejorar la calidad de vida de las personas con un trastorno mental.
Ivy y James fueron los protagonistas de esta actividad, que tiene una duración de cincuenta minutos, en los que participan, cada quince días, dos grupos de usuarios y usuarias de las unidades RHB4 y RHB5. En estos recursos asistenciales se atienden, por un lado, a personas con baja dependencia psiquiátrica (RHB4), y, por otro, usuarias y usuarios con una sintomatología más grave (RHB5), que pueden tener dificultades para permanecer un tiempo prolongado en una sala realizando una actividad o para verbalizar sus emociones.
Esta iniciativa se basa en la implementación de una propuesta de mejora de procesos de atención al usuario presentada en 2022 por Silvia Gutiérrez, enfermera de RH4 del Centro, como proyecto final de la segunda edición de los itinerarios formativos por a enfermería en los ámbitos sociosanitario y de salud mental.
“Varios estudios avalan los beneficios biopsicosociales de la terapia asistida con perros en el ámbito de la salud mental”, explica Gutiérrez. “Aparte de la mejora que representa la actividad fisiológicamente hablando, reduce la frecuencia cardíaca y la tensión arterial, ayuda a la persona con un problema de salud mental a disminuir la ansiedad, a relacionarse con el entorno ya expresar mejor el que siente”, señala.
La valoración de esta primera sesión fue muy positiva y ya se observaron resultados. “Pacientes que creíamos que no aguantarían la actividad han estado casi una hora centrados en lo que se les explicaba y han participado”, afirma la enfermera del Centro, que también es la coordinadora de la iniciativa. “Un hecho que muestra que la han disfrutado ha sido que algunas personas han entrado en la sala enfadadas y han salido con una sonrisa y preguntando cuándo sería la próxima sesión”, destaca.
La participación en esta terapia es un acto totalmente voluntario, y los usuarios y usuarias se encuentran en un ambiente libre de juicios y obligaciones. También tiene una repercusión positiva en el profesional, ya que, aparte de la relajación que supone mimar al animal, le permite valorar el estado emocional y relacional de los pacientes en un entorno distendido.
“Los perros no juzgan, sólo dan amor y alegría, y suponen un puente comunicativo entre el terapeuta y la persona usuaria que complementa el resto de tratamientos que se ofrecen en el Hospital Sagrat Cor”, afirman Andrea Galofré, guía canina, y Laia Portolés, psicóloga, que son las dos profesionales que conducen las sesiones. Ambas forman parte de Perruneando, una entidad dedicada a la educación canina y las intervenciones asistidas con perros.