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Una persona deprimida no tiene por qué parecer triste. De hecho, un 15% de los cuadros depresivos en personas mayores están estrechamente relacionados con el concepto de “depresión vascular”, con una sintomatología que difiere en gran medida de la de la depresión convencional. Esta ha sido una de las temáticas tratadas en el VIII Curso de Actualización en Psicogeriatría, organizado por el Hospital Sagrat Cor de Martorell de Hermanas Hospitalarias y que ha reunido a expertos nacionales e internacionales con el fin de abordar los retos clínicos, terapéuticos y asistenciales de la depresión en edad avanzada.

Las depresiones de orígen vascular afectan a personas de más de 60 años que nunca han padecido este tipo de trastorno mental ni tienen una historia familiar de depresión pero que, en cambio, presentan factores de riesgo vascular (diabetes, hipertensión arterial, colesterol, etc.) o una lesión cerebrovascular visible mediante neuroimagen (TAC craneal o Resonancia Magnética Cerebral).

Como señala el doctor Manel Sánchez Pérez, coordinador de la Unidad de Psicogeriatría del Hospital Sagrat Cor de Martorell, la sintomatología de la depresión de orígen vascular no tiene por qué estar ligada al sentimiento de tristeza típico de la depresión, sino que “muchas veces, la persona no tiene consciencia de estar triste o deprimida”. Según los expertos, el síntoma más frecuente en este caso es la disfunción ejecutiva o inhibición motora (apatía, enlentecimiento psicomotor, aislamiento, etc.), aunque también son frecuentes las alteraciones cognitivas centradas en la memoria de aprendizaje, atención y percepción.

Asimismo, la correlación entre accidente vascular y depresión se incrementa con el paso de los años. “Por ejemplo, si de uno a tres meses después de sufrir un ictus –el  accidente cerebrovascular más frecuente-, 1/4 de las personas acaba desarrollando una depresión, al cabo de tres años, esta proporción es 1 de cada 3”, explica el coordinador de la Unidad de Psicogeriatría del Hospital Sagrat Cor de Martorell.

Con relación a la evolución de estos pacientes, se constata una mayor resistencia al tratamiento antidepresivo y un peor desarrollo de la enfermedad, debido a que la lesión vascular es irreparable. Por ello, los expertos señalan que es importante detectar y controlar problemas como el sobrepeso o la obesidad en edades tempranas, cada vez más prevalentes en la sociedad, con el fin de evitar la acumulacion de factores de riesgo vascular con el paso del tiempo.

Además del concepto de depresión vascular, en el VIII Curso de Actualización en Psicogeriatría, celebrado los días 22 y 23 de febrero en la sala de actos del Hospital Sant Rafael de Barcelona, se debatió acerca de la depresión geriátrica en el siglo XXI, sobre cómo se afronta la depresión en el paciente mayor deteriorado, sobre la psicosis afectiva bipolar en el anciano o sobre cuál es el tratamiento no farmacológico de la depresión en el paciente con demencia.